Al cerrar estas líneas, solamente queda la esperanza de que la “nueva normalidad” nos haga ver corazones, debajo de las máscaras que cubren nuestros rostros y, solo, dejan libertad a una mirada distante. Ha sido y sigue siendo una prueba muy dura, pero ojalá hayamos aprendido a vernos, más allá de estos tapabocas, porque distanciamiento social no significa, en ningún momento, separación afectiva.
Este espacio es un adiós a la Academia y una bienvenida al nuevo rol desempeñado fuera de la Patria; de tal manera que, por sus publicaciones, pasarán reflexiones inherentes a temas de organización, en un nuevo país, y recomendaciones variadas acerca de arreglos de ropa, costura en general, reciclaje y nuevos diseños, a partir de otros trajes y, en general, experiencias propia en el arte de la Modistería.
domingo, 31 de mayo de 2020
PANDEMIA Y MASCARILLAS
El año 2020 confundió las
peticiones de tantas personas y nos trajo, luego de las celebraciones, la
asombrosa pandemia que ha azotado al mundo, durante meses, sin esperanzas
próximas a una vacuna protectora. Con la cuarentena obligada, se cerraron las
puertas de los trabajos y, poco a poco, fue mermando la economía en los
hogares. Es el caso de que nuestro pequeño taller de costura dejó de funcionar,
por aquello del “distanciamiento social” obligatorio; sin embargo, al ser
necesario el uso de mascarillas y comenzar a escasear el producto, en los
mercados, comenzamos a ver la posibilidad de su fabricación casera. Luego de
observar varios vídeos tutoriales y de validar su funcionalidad, con los
miembros de la familia, aprendimos a confeccionarlas y a modificar los
patrones, según las necesidades de cada rostro.
El problema siguiente
fue conseguir las telas y los elásticos o cintas, ya que los almacenes
permanecían cerrados y resultaba imposible obtenerlos. Con la anuencia de una
amiga que había abierto, hacía poco tiempo, un negocio cercano, nos llegaron
las primeras yardas de telas variadas. Con ese comienzo y el impulso de un
bello equipo conformado por las ideas de los miembros de la familia, comenzamos
a ver, como por arte de magia artesanal, nuestras mascarillas. El resto fue el
uso de redes sociales y la precaución al entregarlas en las ventanas de los
carros de nuestra fiel clientela, que tímidamente comenzaba a solicitar, de
nuevo, nuestros servicios, en este novedoso rubro.
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