Esta significativa
imagen me la envió mi hija, porque se parecía a mí y, en efecto, no hace falta
detallarla mucho para observar que, ciertamente, define mi vida en la actualidad y sería difícil conseguir
una descripción más acertada de los momentos que me envuelven en este nuevo
ciclo.
Una máquina de coser siempre estuvo presente, desde
las primeras imágenes que recuerdo del hogar donde crecí; la figura materna,
frente a ella, incansable, creaba en la tela y, con el sopor de los días, daba
puntadas, durante las largas horas de la jornada diaria; de esta manera, me
acostumbré al enjambre de hilos y telas que enmarañaban mi existencia; además, por
ese motivo, no fue nada extraño que, muchos años después, cuando formara mi
propio hogar, también una “Singer” ocupara un lugar privilegiado en el salón de
estudios, donde se confundía la melodía del motor que la animaba, con la visión
de las paredes llenas de diplomas, medallas y placas de reconocimiento académico
y deportivo.
Sin mirar hacia atrás
y pocas semanas antes de viajar a Panamá, donde sembraría mis nuevos proyectos,
todos esos recuerdos salieron de mi vida…la máquina de coser buscó cobijo en
otro hogar; por su parte, las medallas, los reconocimientos universitarios y el
“Rinconcito Runner” tuvieron un destino que, quizá, no merecían: el tiesto de
la basura; pero, en definitiva, la maleta necesitaba más espacio para añadir las
experiencias que nos darían nuevos entornos, sin necesidad de esos amuletos.
Cuando llegué a Panamá,
decidí reinventarme y, ciertamente, lo he logrado; la Academia y sus recuerdos rígidos
de sabiduría han quedado atrás; hoy día, solo dos humildes medallas de “Running”
adornan la pared de mi habitación y, siempre fiel a mi lado, otra máquina de
coser se ha encargado de que yo siga tejiendo sueños de nuevas aventuras,
bordando historias para mis nietos, aprendiendo puntadas y cambiando de agujas
en el nuevo convivir con los hijos, desatando nudos y ajustando la tensión de
los días, cuando cometo errores, avanzando en la labor de seguir viviendo
feliz, en esta nueva oportunidad que me regaló la vida, para deshacer los errores
del apego innecesario a lo que poseía en mi país y, lo más importante…¡Volver a
empezar!
Bello! Me encanta!
ResponderEliminarBravo Bravo me siento reflejada y a la máquina de coser la amo
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