domingo, 31 de mayo de 2020

PANDEMIA Y MASCARILLAS



    El año 2020 confundió las peticiones de tantas personas y nos trajo, luego de las celebraciones, la asombrosa pandemia que ha azotado al mundo, durante meses, sin esperanzas próximas a una vacuna protectora. Con la cuarentena obligada, se cerraron las puertas de los trabajos y, poco a poco, fue mermando la economía en los hogares. Es el caso de que nuestro pequeño taller de costura dejó de funcionar, por aquello del “distanciamiento social” obligatorio; sin embargo, al ser necesario el uso de mascarillas y comenzar a escasear el producto, en los mercados, comenzamos a ver la posibilidad de su fabricación casera. Luego de observar varios vídeos tutoriales y de validar su funcionalidad, con los miembros de la familia, aprendimos a confeccionarlas y a modificar los patrones, según las necesidades de cada rostro. 
    
    El problema siguiente fue conseguir las telas y los elásticos o cintas, ya que los almacenes permanecían cerrados y resultaba imposible obtenerlos. Con la anuencia de una amiga que había abierto, hacía poco tiempo, un negocio cercano, nos llegaron las primeras yardas de telas variadas. Con ese comienzo y el impulso de un bello equipo conformado por las ideas de los miembros de la familia, comenzamos a ver, como por arte de magia artesanal, nuestras mascarillas. El resto fue el uso de redes sociales y la precaución al entregarlas en las ventanas de los carros de nuestra fiel clientela, que tímidamente comenzaba a solicitar, de nuevo, nuestros servicios, en este novedoso rubro.

Al cerrar estas líneas, solamente queda la esperanza de que la “nueva normalidad” nos haga ver corazones, debajo de las máscaras que cubren nuestros rostros y, solo, dejan libertad a una mirada distante. Ha sido y sigue siendo una prueba muy dura, pero ojalá hayamos aprendido a vernos, más allá de estos tapabocas, porque distanciamiento social no significa, en ningún momento, separación afectiva.

jueves, 15 de marzo de 2018

Los “porta horquillas” o para vender…hay que aprender


Si en algo hay que estar prevenidos, cuando se re-inventa la vida en otro terruño, es con el idioma. Es evidente que si nos convertimos en migrantes para un país latino, pensamos que no hay mayor problema en el discurso; sin embargo, cuántas dudas y malos entendidos podríamos ahorrarnos con un mínimo y oportuno vocabulario local.
"Porta horquillas" y
"Porta cartuchos"
Hace algún tiempo, una excelente amiga de mi pequeño taller de costura me pidió que le confeccionara un “porta horquillas” y  me dio un modelo de lo que necesitaba. Asombrada por el tamaño del bolsito que me pedía, le pregunté cuántas horquillas tenía como para llenarlo. Su cara de asombro no debió ser muy diferente a la mía, ante la solicitud; se quedó mirándome hasta que le pregunté qué era una horquilla. En mi país corresponde a los ganchitos negros con el que se sujeta el cabello y me extrañaba que tuviera necesidad de tanto espacio… ¡ni que fuera peluquera!, pensé. Pues, ni modo, ambas nos reímos cuando me enseñó una pinza de ropa y me dijo: “esta es una horquilla”. Ahora, además de conocer el significado de la palabra, he podido fabricar muchos de estos bolsitos y ofrecerlos, junto a los “porta cartuchos” para guardar, en forma ordenada, las bolsas del súper-mercado.
Estos implementos han causado asombro entre mis clientes, porque no son conocidos en el mercado y constituyen una ayuda para la organización del hogar. El “porta horquilla” se puede colocar cerca del espacio de la lavandería y las pinzas siempre estarán a la mano, para tender la ropa. Por otro lado, el “porta cartucho”, también resulta funcional, porque es una manera de tener las bolsitas del mercado, dobladas y organizadas, se introducen por la parte superior y se va sacando una a una, cuando se requiera. Es muy fácil de confeccionar, con un poco de tela, elástico para los dos extremos y creatividad en el modelo seleccionado.
Como persona allegada a las letras, en un pasado remoto, siempre me llamó la atención, el estudio del discurso. El idioma, nuevo vocabulario o diferencias dialectales, constituyeron parte de mi preparación académica; por ese motivo, hoy día disfruto con cada nueva palabra que llega a las arcas de mi curiosidad. Aquí en Panamá, he tenido experiencias bien simpáticas y procuraré dar cuenta de algunas, para compartir mi nueva riqueza léxica y la forma cómo la he ido ampliando.
Recién mudada a la urbanización donde vivo, con mi familia, había necesidad de colocar las bombonas de gas, en una caseta construida para tal efecto. Cuando las trajeron, el encargado me preguntó dónde se colocarían “los tanques”; a lo que yo, preocupada le comenté que no esperaba unos tanques (en mi registro lingüístico, solo recordaba los grandes envases usados para los acostumbrados racionamientos de agua), sino unas bombonas. Demás está explicar el resto de la anécdota…todavía recordarán a la despistada que no quería tanques de gas para cocinar o calentar el agua.  
En esa misma temporada de aprendizaje forzado, un jardinero que necesitaba botar la hierba cortada, me pidió un “cartucho” para recogerla; la misma angustia de no saber qué me pedía…solo le pregunté a quien pensaba matar con el cartucho, porque para mí, es significado de carga para armas de fuego…hoy día, ya elaboro los “porta cartuchos” y no necesito tener a mano ningún arma para ello.
Con la palabra “carrizo”, me pasó  lo mismo; no es extraño recordar desde mi infancia, a un adulto vociferar ante cualquier travesura infantil: “¡Muchacho del carrizo!” o “este carricito”…Resulta que “carrizo” es un pitillo para tomar bebidas y, como buena seguidora de costumbres ancestrales, siempre les dije a mis nietos: “corre, carrizo”, hasta que una maestra le preguntó a mi hija la razón de por qué su niño le decía a los compañeros así…imagino que en su mente, vería correr a los “pitillos” durante la hora del recreo.
En definitiva, estas líneas, solamente, para continuar el cultivo de la escritura; pues, no deseo que, por dedicarme a la costura, olvide la magia de la comunicación escrita, ahora, rodeada de la sencillez a la que ha sido reducida, por las experiencias novedosas de mis testimonios de costura.

sábado, 27 de enero de 2018

Carpe diem…aprovecha el día

Desde la época en que ejercí la Cátedra de Latín, en la Universidad Católica Andrés Bello, la frase Carpe diem (aprovecha el día), tuvo un significado  en mi vida y he  mantenido, como Norte, disfrutar el presente y vivirlo a plenitud, sin perder un solo segundo. Creo que, también, era la intención  del profesor “Capitán, mi Capitán”, rol interpretado por Robert Williams, en la película “La Sociedad de los Poetas Muertos”, para inspirar a sus alumnos las innovaciones en el estudio del idioma clásico.
Hoy día, aunque jubilada y lejos de mi amoroso y largo camino docente, sigo dando gracias a la vida, al reflexionar por las noches, consciente de tantos tesoros acumulados, con mi diaria actividad de costurillas. Ahora, cuando los años me han regalado el regocijo y la compañía de hijos y nietos, fuera de mi amado país, estoy cada vez más segura de que “lo bonito de la vida es coser sueños, bordar historias y desatar los nudos de nuestros días”, tal como se lee en la hermosa figura que acompaña estas letras y que, de la misma manera, llegó a mis manos por mi hija.
Desde bien tempranito y después de haber corrido mis kilómetros de vida en el Running (que me sigue acompañando en el tiempo), comienzo mis amorosos compromisos de costura y, puntada tras puntada, elaboro los sueños del día, en compañía de mis nietecitos, testigos traviesos de las historias bordadas. Así, pues, cuando me ven frente a la máquina de coser, no pierden tiempo: quieren que les lea cuentos y me traen sus libros llenos de coloridas ilustraciones infantiles. Con esta experiencia, tan similar y distinta a otras, comienza el diario ronroneo del motor de la Singer y se inician los cuentos de “Tío Tigre y Tío Conejo”, contados a TODOS mis sobrinos, desde que soy tía…por cierto, un ahijado consentido, me escribió hace poco, para comentar, desde su entorno, en España, los recuerdos que tenía de estas historias, mientras desayunaba una rica arepita, llena de remembranzas de otra época.
Para cerrar estas líneas, solo deseo recordar lo gratificante que resulta desatar los nudos de nuestros días; evidentemente, si aprendemos a querer el paso de las horas y lo acompañamos con actitud positiva, iremos atando nuevos nudos, en el tiempo y en el espacio que nos corresponda…por eso siempre hay que aprovechar el día, disfrutarlo…vivirlo. Carpe diem.


Añado este bello comentario, enviado por uno de mis hermanos:

“Leyendo tu escrito, los recuerdos me llevaron al patio de atrás de Boleíta donde había un cuartito con un par de ventanitas de vidrio opaco que, al mojarse, se ponía transparente. Recuerdo que esa fue mi primera televisión, yo sentado adentro y Lidu afuera con un platito con agua haciendo dibujos en una de las ventanas, mientras contaba una historia...después, dibujaba en la otra ventana, mientras la primera se secaba...
Los cuentos no eran de Tío Tigre, pero la vena cuentera ya apareció desde esa época... ¡gracias por esos momentos que ni me acordaba!”.

martes, 23 de enero de 2018

Como forrar muebles o cuidado con el gato


Hace pocas semanas, unas personas muy queridas me preguntaron si yo podía forrar unos muebles, porque un gato los había dañado, en su apartamento de alquiler. Como no sé decir que no, enseguida me vi frente al horror de las imágenes: cuatro sillas de un sencillo comedor, todas dañadas, rotas y yo…sin idea de lo que se podría hacer. En realidad, sé coser y lo hago bastante bien, pero eso de enmendar el daño hecho por un felino, era algo novedoso para mí y, quizá, se requería de un trabajo de tapizado.
Sin pensarlo mucho, una de las sillas se fue conmigo a casa y no tardé en desarmarla, para descubrir los secretos de su destrucción y armarla de nuevo. Con paciencia y un destornillador de estrías, los tornillos fueron saliendo, dejando en libertad la sencilla estructura de la silla. Con ayuda del material que iba sacando, elaboré mis patrones en papel y esperé a que me consiguieran las telas escogidas para comenzar el trabajo.   
La tela resultó de tapicería, con un lindo diseño y un poco gruesa, capaz de  resistir el desgaste más que otro tipo de tela; sabiendo que el trabajo sería un proceso lento, me armé de paciencia y comencé a cortar los cuatro respaldos y los cuatro cojines para sentarse. El diseño era muy sencillo y no hubo necesidad de cuadrar los dibujos, tal como ya había hecho con los muebles de otra señora, en Navidad, donde si fue necesario que los pedazos encajaran en la misma dirección. 
Mi eterna compañera de aventuras junto a las telas, hilos y patrones, me refiero a la maquinita de coser, se encargó de cerrar todas las costuras requeridas y, como por arte de magia, ante mis ojos, quedó el nuevo traje de la silla consumida por las travesuras del gato. El día de entrega, cuando llegué con mis forros al apartamento, la nueva inquilina, feliz, admiró su comedor, lindo y sencillo. Con esta experiencia, yo mejoré mis conocimientos de costura y los dueños del apartamento aprendieron que no deben alquilar su propiedad a personas que se muden con gatos, sin haberles cortado las uñas con antelación. 

sábado, 13 de enero de 2018

Los catálogos

En alguna oportunidad, recién llegada a Panamá, vi un anuncio interesante para mis expectativas en el nuevo y apasionante rol que asumí en este país, la costura. Una señora, que comenzaba su negocio en elaboración y venta de sábanas infantiles, necesitaba a alguien que les tomara las bastas o hilván alrededor de las telas. El anzuelo fue determinante, se podía coser desde el hogar con implementos propios.
La sorpresa llegó con la llamada para solicitar información: debía usar, entre mis herramientas, los hilos requeridos para el trabajo; no solo eso llamaba la atención sino que ¡no podría cobrar hasta que ella vendiera sus piezas. Para rematar esta extraña oferta de trabajo, pidió mis credenciales de “Modistería en Alta Costura” y un Catálogo de mi trabajo para evaluarlo. Respecto a su oferta, resultaba tan contradictorio el hecho de pedir credenciales y catálogos, si no había remuneración hasta que arrancara su negocio. En realidad, cuando no convienen las cosas, no convienen…imagino que la señora, todavía, estará intentando pescar personas incautas para comenzar su proyecto.
Por mi lado, me llamó la atención la solicitud del catálogo; porque, aunque he elaborado infinitas prendas de vestir, desde que aprendí a coser, en mi máquina infantil, en la misma mesa en que lo hacía mi madre en su antigua y negrita “Singer”, nunca he llevado un registro fotográfico. Ahora sé que los catálogos ofrecen los productos, en forma ordenada y, como, personalmente, no tengo la mínima intención de constituir una empresa de modistería, me limité a buscar herramientas para elaborar uno, a modo de nuevo aprendizaje. El resultado fue simpático, porque, además de recordar “acciones escriturales” de la universidad, me entretuve un rato en mi doble terreno de la costura y la reflexión. 









viernes, 5 de enero de 2018

La máquina de coser


Esta significativa imagen me la envió mi hija, porque se parecía a mí y, en efecto, no hace falta detallarla mucho para observar que, ciertamente, define  mi vida en la actualidad y sería difícil conseguir una descripción más acertada de los momentos que me envuelven en este nuevo ciclo.
 Una máquina de coser siempre estuvo presente, desde las primeras imágenes que recuerdo del hogar donde crecí; la figura materna, frente a ella, incansable, creaba en la tela y, con el sopor de los días, daba puntadas, durante las largas horas de la jornada diaria; de esta manera, me acostumbré al enjambre de hilos y telas que enmarañaban mi existencia; además, por ese motivo, no fue nada extraño que, muchos años después, cuando formara mi propio hogar, también una “Singer” ocupara un lugar privilegiado en el salón de estudios, donde se confundía la melodía del motor que la animaba, con la visión de las paredes llenas de diplomas, medallas y placas de reconocimiento académico y deportivo.
Sin mirar hacia atrás y pocas semanas antes de viajar a Panamá, donde sembraría mis nuevos proyectos, todos esos recuerdos salieron de mi vida…la máquina de coser buscó cobijo en otro hogar; por su parte, las medallas, los reconocimientos universitarios y el “Rinconcito Runner” tuvieron un destino que, quizá, no merecían: el tiesto de la basura; pero, en definitiva, la maleta necesitaba más espacio para añadir las experiencias que nos darían nuevos entornos, sin necesidad de esos amuletos.

Cuando llegué a Panamá, decidí reinventarme y, ciertamente, lo he logrado; la Academia y sus recuerdos rígidos de sabiduría han quedado atrás; hoy día, solo dos humildes medallas de “Running” adornan la pared de mi habitación y, siempre fiel a mi lado, otra máquina de coser se ha encargado de que yo siga tejiendo sueños de nuevas aventuras, bordando historias para mis nietos, aprendiendo puntadas y cambiando de agujas en el nuevo convivir con los hijos, desatando nudos y ajustando la tensión de los días, cuando cometo errores, avanzando en la labor de seguir viviendo feliz, en esta nueva oportunidad que me regaló la vida, para deshacer los errores del apego innecesario a lo que poseía en mi país y, lo más importante…¡Volver a empezar!

domingo, 31 de diciembre de 2017

El Tu tú, para las nenas de la casa

Detalle de las estrellitas
Las dos amiguitas
 Al finalizar el año escolar y a pocos días de comenzar la Navidad, mi vecina del frente me preguntó si le podía elaborar un tu tú para su nena, de seis añitos, ya que debía vestirla para un acto en el colegio. Coser y adornar la faldita fueron dos experiencias encantadoras, porque hacía mucho tiempo que me había desligado de ese tipo de costura. Al terminar el trabajo, lo maravilloso fue  ver la carita feliz de la niña y su gran sonrisa. Mi amiga preguntó si podía dar mis datos al resto de las madres del salón y, con ese detalle tan suyo, organicé mi tiempo para confeccionar más falditas de bailarina.
Estas falditas, sencillas de crear, se pueden hacer cosidas; para ello, se dobla el tul en cuatro capas o más (dependiendo del volumen deseado) y se corta la tela. Se le hace una costura en la parte doblada y se añade el elástico, del tamaño apropiado para la cintura, con un imperdible o un ganchito de cabello. Al terminar, se separan las capitas de tela, alrededor de la cintura, para darle volumen.
También se pueden confeccionar sin costura y quedan muy  lindas. Para el proceso de su elaboración, el siguiente enlace puede dar una idea de lo fácil que puede resultar https://www.youtube.com/watch?v=eJsjx9G2H2c. De todos modos, consiste en una labor para quien le guste la costura y las manualidades.
Al cerrar estas líneas, tuve curiosidad por conocer de dónde procedía esa indumentaria, cuya definición clásica es: “falda de tejido vaporoso y transparente usada por las bailarinas de ballet”, tan usada por niñas y no tan niñas...y encontré la Historia del tutú. Si les ocurre lo mismo, no duden en seguir este enlace y les llamará la atención su bello contenido: https://culturacolectiva.com/historia/las-capas-en-la-historia-del-tutu/
Por nuestra parte, solo queremos añadir que, así como las bailarinas parecen no tocar el suelo, tan ágiles y serenas, de la misma forma, nosotros estamos invitados a elevarnos como ellas, sin detenernos en el piso que ya no nos sostiene. Recordemos que el éxito no llega solo, pero está allí donde podemos encontrarlo...así que “a danzar al ritmo positivo de la vida”.

sábado, 30 de diciembre de 2017

El uso del turbante

Siempre me ha llamado la atención, la facilidad que tiene una amiga muy querida,  para recoger su cabello, en cuestión de minutos, con un turbante. En una oportunidad, le tomé la basta a un vestido largo, al que le había recortado una buena parte, y ambas nos quedamos mirando la pieza de tela sobrante, de hermosos colores y suave textura. Al momento, me pidió que le elaborara un turbante y, a los días, se apareció con un modelo para que me guiara en su confección.

Por mi parte, además de estudiar la simplicidad de  la pieza, se me ocurrió revisar alguna literatura, al respecto, para no perder la costumbre de la curiosidad por la investigación. Con la magia del teclado, mi laptop, de nuevo, me regaló infinidad de ideas; así, descubrí el origen asiático de este tipo de tocado y del orgullo con que era usado por los antiguos árabes.

Sin irnos tan lejos, en Pinterest https://www.pinterest.es/explore/como-hacer-turbantes/?lp=true, encontré  muchos modelos bellísimos, muy apropiados para cualquier ocasión. A mí, personalmente, me gustó uno que encontré en el blog Mamá Creativa, por lo práctico de su uso y lo fácil de su confección,  ya que se trata de un turbante para salir de la ducha, una vez que se ha lavado el cabello. Se puede encontrar en este enlace: https://youtu.be/-lkvLG111pw?t=2.

Mi amiga colocándose
 su turbante
De este bello vestido, se tomó
 la tela para el turbante
En nuestras líneas, al detallar las secuencias de las fotografías añadidas, se puede observar, además del semblante sereno de mi amiga, la forma cómo se va colocando su turbante…ah, también aprovecho este espacio para mostrar el bello vestido, de donde sacamos la tela utilizada.


Gracias, amiga, por darme nuevas ideas, por compartir proyectos y por las ricas conversaciones, mientras "arreglamos el mundo".

viernes, 29 de diciembre de 2017

Pijamas en Navidad


Cuando leímos, en el chat familiar del Whatssapp, a casi dos semanas para la Navidad, que mis hijos planificaban una “pijamada” con la finalidad de celebrar la calidez de esa fecha, no supe si reírme de la ocurrencia o llorar, porque me habían escogido para confeccionar todos los pantalones, para un total de dos niños, una adolescente, dos parejas …y yo, que no suelo usar pantalones: ¡ocho piezas en un tiempo record!
De las hermosas franelas personificadas, no había problemas, porque las habían encargado; pero, para obtener el resto de las piezas (los pantalones), había que comenzar a investigar acerca de modelos y metraje requerido para la compra de las telas. Ni modo, hoy día todo lo soluciona el internet. En seguida, miles de patrones llegaron hasta la pantalla de mi laptop, desde páginas especiales de otros aficionados a uno de mis entretenimientos favoritos, la costura.
Confeccionar un pantalón de pijama no es difícil; lo importante es saber tipo de tela y cantidad que se debe comprar. Cuando no se tiene oportunidad de tomar las medidas de todos los participantes, se pueden hacer los patrones con un modelo de pantalón o un pijama usado. Al final, el elástico le da el fruncido requerido a la pieza y, como arte de magia, ante los ojos, van apareciendo cada uno de los ocho pantalones. Trabajo arduo, a lo largo de dos días y medio; sin embargo, a Dios gracias, la experiencia va ayudando; porque, en la primera prueba (de los que pudieron hacerla, en tan poco tiempo, por supuesto) todo perfecto, con algún detalle fácil de solventar.
 Ahora que han transcurrido algunos días, desde aquel encuentro familiar, tuvimos la curiosidad de conocer esa costumbre tan extraña, que llegaba a nuestro hogar y, pues, vimos mucho material con esa temática: artistas, amigos y conocidos subían sus fotos en su traje de “noche” e, incluso, grandes casas de diseño tenían su negocio de pijamas para Navidad. Cuando nos vimos todos vestidos con las pijamas, pensé que los niños jamás olvidarían estas Navidades y, lo certifico,…¡los adultos tampoco!

miércoles, 27 de diciembre de 2017

El apoyo de las amistades

A más de un año, en Panamá, hemos encontrado excelentes amistades; pero, una de las personas que ha dado nuevo impulso a las Costuritas Luli, es la dueña de “Inversiones Joangel”. Al conocerla, nos hemos dado cuenta del gran esfuerzo que ha realizado, para mantener en alto sus ventas, en una dura y desconocida economía, para mantener a sus hijos.
Con la invitación de su carismática alegría y gran solidaridad, hemos elaborado fundas para las camillas de los salones de belleza. Cuando sus clientes satisfechos le agradecen el trabajo realizado, ella no duda en que vale la pena seguir adelante y sigue esmerándose, en la visita de cuanta peluquería o atelier consigue por las plazas de la ciudad.
Para que la costura de unas fundas o sábanas queden bonitas y fuertes, se utiliza la llamada “costura ciega o costura francesa”. Las piezas de tela se cosen por el derecho a medio centímetro aproximadamente y, luego, al voltear la tela por el revés, se vuelve a pasar costura, a un centímetro. De esta manera, no hay que hilvanar por dentro y el trabajo queda muy bonito. De todos modos, lo importante es tomar bien las medidas y organizar patrones con papel, así, solamente debemos trazar algunas líneas diferentes, si las camillas lo ameritan.
Éxitos a mi amiga y gracias por confiar en nuestras puntadas y en nuestros conocimientos de costura. Los retos compartidos son más fácil de alcanzar…

Reinventando la vida

Costuritas del Taller de Luli
Cuando nos vemos obligados a cambiar nuestras vidas y dejar querencias, por diferentes circunstancias del destino, quizá quede, en la memoria, la nostalgia por los días, los amigos, el terruño y los espacios que creernos haber perdido. Sin embargo, !qué diferencia! cuando nos atrevemos a surfear las olas del nuevo mar a donde nos ha traído el destino e intentamos reinventar los días por venir. 
Esta reflexión, además de catarsis personal, es una invitación a seguir adelante y a triunfar en nuevos roles, lejos de la patria amada. Nuevo lar nos cobija y, agradecidos, comenzamos un camino diferente, lleno de retos y expectativas, ricos en experiencias y aprendizaje. 
En Venezuela, la Academia y, en Panamá, "Costuritas de Luli"; en cuanto a la selección de este nombre, primeramente, por las enseñanzas de modistería, recibidas en el hogar y, en segundo lugar, "Luli", porque es el nombre obsequiado  por dos bellos Ángeles de mi vida: mis nietos Gabriel y Emma. Así, pues, que desde el momento inicial cuando decidimos iniciar otro rumbo, no lo pensamos dos veces y, ahora, vivimos rodeados de hilos, tijeras, telas de todos los colores y diseños, patrones y la sonrisa agradecida de quienes han apreciado nuestro trabajo de arreglos y elaboración de prendas de vestir. 
Con lo anterior, solamente queremos reafirmar que el éxito está tan cerca como queramos,  y lograrlo es cuestión de actitud. Sigamos adelante, vivamos el presente y seamos agradecidos con las bondades de nuestra nueva actividad en el "Taller de Luli". 
 Para cerrar estas líneas que pretenden Ser guía del derrotero de este blog,
no olvidemos: !A Reiverarse y  a ser, auténticamente, triunfadores y felices!