martes, 23 de enero de 2018

Como forrar muebles o cuidado con el gato


Hace pocas semanas, unas personas muy queridas me preguntaron si yo podía forrar unos muebles, porque un gato los había dañado, en su apartamento de alquiler. Como no sé decir que no, enseguida me vi frente al horror de las imágenes: cuatro sillas de un sencillo comedor, todas dañadas, rotas y yo…sin idea de lo que se podría hacer. En realidad, sé coser y lo hago bastante bien, pero eso de enmendar el daño hecho por un felino, era algo novedoso para mí y, quizá, se requería de un trabajo de tapizado.
Sin pensarlo mucho, una de las sillas se fue conmigo a casa y no tardé en desarmarla, para descubrir los secretos de su destrucción y armarla de nuevo. Con paciencia y un destornillador de estrías, los tornillos fueron saliendo, dejando en libertad la sencilla estructura de la silla. Con ayuda del material que iba sacando, elaboré mis patrones en papel y esperé a que me consiguieran las telas escogidas para comenzar el trabajo.   
La tela resultó de tapicería, con un lindo diseño y un poco gruesa, capaz de  resistir el desgaste más que otro tipo de tela; sabiendo que el trabajo sería un proceso lento, me armé de paciencia y comencé a cortar los cuatro respaldos y los cuatro cojines para sentarse. El diseño era muy sencillo y no hubo necesidad de cuadrar los dibujos, tal como ya había hecho con los muebles de otra señora, en Navidad, donde si fue necesario que los pedazos encajaran en la misma dirección. 
Mi eterna compañera de aventuras junto a las telas, hilos y patrones, me refiero a la maquinita de coser, se encargó de cerrar todas las costuras requeridas y, como por arte de magia, ante mis ojos, quedó el nuevo traje de la silla consumida por las travesuras del gato. El día de entrega, cuando llegué con mis forros al apartamento, la nueva inquilina, feliz, admiró su comedor, lindo y sencillo. Con esta experiencia, yo mejoré mis conocimientos de costura y los dueños del apartamento aprendieron que no deben alquilar su propiedad a personas que se muden con gatos, sin haberles cortado las uñas con antelación. 

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